Un embarazo en la adolescencia es traumático en la mayoría de los casos, porque genera un conflicto que se establece entre ser madre o padre y al mismo tiempo continuar siendo adolescente, casi siempre menor de edad, que necesita ser educado y controlado por los padres.
El embarazo en la adolescencia también provoca el abandono de los estudios, ya que cuando las chicas adolescentes quedan embarazadas deben asumir responsabilidades muy tempranas de madres que, por lo general, no pueden compartir con el estudio, o se les dificulta notablemente por lo que optan por tener a sus bebés y abandonar la escuela. La decisión hipoteca la vida de la joven para siempre, condenada a un presente de niña madre y un futuro con pocas expectativas profesionales y económicas.
Otro agravante es que el padre adolescente en general no asume la responsabilidad paterna y los bebés al final se quedan con la madre.
El cuerpo de una niña adolescente no está preparado para un embarazo lo que genera entre las jóvenes unos mayores índices de mortalidad materna, que consideran las muertes de mujeres durante el embarazo o hasta 42 días después de parto. En los países desarrollados se trata de un indicador que ronda un caso de cada mil, pero el promedio aumenta en países del tercer mundo, como Argentina, donde hay 4 muertes por cada mil partos. Todos los especialistas sostienen que la mayoría de estas muertes son causadas hemorragia materna, infecciones, complicaciones del aborto e hipertensión.
"La historia de Ana": La historia de Ana sigue allí en el baño del colegio, con la prueba de embarazo que salió positiva y su cabeza en revolución sin saber qué hacer ahora.
Su historia ha cambiado, ya no podrá vivir su adolescencia como esperamos todos que viva un adolescente… a propósito, ¿si está claro lo que esperamos que vivan los adolescentes?
Sus inquietudes cambian ahora que tiene confirmado su estado:
-¿A quién puedo contar lo que me sucede?
-¿Cuánto tiempo tendré para que no se enteren los demás?
- ¡Mis padres van a matarme!, ¿Podré contarles?
- ¿Cómo voy a mantener al bebé?
-¿Podré detener este embarazo?
Inquietudes de alta presión en el desarrollo de su vida y las cuales requiere resolver cuanto antes para evitar situaciones severas de depresión y posteriores análisis errados en este posible estado de embarazo depresivo.
Antes de confirmar su estado, las inquietudes se centraban en su vida: en lo próximo que haría, que amigos prefería, como disfrutaría su existencia, que estudios continuaría, que metas desarrollaría. Hoy sólo alcanza a analizar qué pasará con ella y con el bebé.
¿A quién debe contarle?
La mayoría de chicas embarazadas en la adolescencia no puede contar en primera instancia su situación a los padres, pues saben que pueden generar una reacción negativa y hasta violenta. Algunas han preferido contarlo a su mejor amiga y/o amigo en busca de apoyo, muchas han tenido malas experiencias, debido a que sus amigos no pueden contener tal noticia y todo su entorno termina enterándose de mal modo sobre su embarazo. Y aquí llega un momento crucial, generalmente decepcionante sobre su nueva vida, la adolescente acude al hombre que la embarazó: su novio, amigo o compañero, de ser posible, es decir, si aún tiene contacto con él. Le manifiesta su nuevo estado y el compromiso que deben llevar los dos. Un porcentaje que oscila entre el 40% y 60% de los hombres adolescentes deciden no asumir la responsabilidad de padres del bebé que está en camino. Ahora confirma que está sola.
Tener o no tener el bebé.
Las cifras de aborto en madres adolescentes son inexactas, como lo son el número de muertes de adolescentes por esta práctica.
Las adolescentes que abortan lo hacen a escondidas, en muchos países se considera un delito, y lo hacen sin tener el tratamiento médico, salubre o de un equipo profesional en salud requerido para este tipo de intervención. Y así con este panorama, es muy probable que no sólo termine la vida del bebé sino también la de la madre adolescente.
Los factores de riesgo que más influyen en la probabilidad de embarazo en la adolescencia son la mala información sobre la sexualidad y desconocimiento de los métodos anticonceptivos, junto a un bajo nivel educacional procedente de los padres.
El desconocimiento se agrava debido a que el tema de la sexualidad todavía sigue siendo un tabú en las relaciones paterno-filiales.
Otro factor de riesgo es el egocentrismo adolescente, que hace que piense, en una especie de omnipotencia, que la relación entre coito y embarazo no se dará en su caso.
Hoy en día el embarazo adolescente va en aumento y ahora es común escuchar que niñas de 14-15 años se embaraze, es por eso que muchas organizaciones de salud quieren reducir el indice de embarazo adolescente. Es importante estar informados para sí evitar convertirnos en padres a muy temprana edad.
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